Es posible definir la tecnología educativa de forma
más restringida, atendiendo al estudio de los medios en los procesos
didácticos, y al análisis de todos aquellos equipos técnicos que sirven de
soporte a los contenidos de la educación, que siempre están en función de los
objetivos a alcanzar y de las características de los alumnos a los que van
destinados.
El enfoque adoptado aquí será el de contemplar la
tecnología educativa desde una perspectiva historicista. Se comenzará haciendo
un breve resumen de la historia de la educación en general (con un ánimo más
ilustrativo que exhaustivo), para pasar a continuación a hacer lo propio con la
historia reciente de los artefactos tecnológicos empleados en la educación. El
objetivo es que este somero recorrido histórico desemboque en el momento
presente, dominado por una tecnología educativa de reciente aparición: Internet
y la World Wide Web.
La
educación con el pasar del tiempo ha tenido una evolución, la cual se remonta a
la India antigua, hace miles de años, encontramos la figura del maestro: los
brahmanes, además de su función de sacerdotes, eran los encargados de
transmitir el conocimiento de su sociedad. Esta impartición de saber la
realizaban en su propia casa, a donde acudían a vivir los alumnos. Aparece aquí
un primitivo concepto de "escuela".
Más
adelante, en la antigua Grecia, la instrucción de los niños era confiada a
esclavos o sirvientes. Con el tiempo, la figura del maestro fue cobrando
importancia, empezando a dictar sus cursos en su propia casa, a donde los
pupilos acudían a recibir sus lecciones. Los estudiantes debían visitar las
casas de distintos maestros, cada uno de los cuales les enseñaba una materia
diferente: lectura y escritura, música,... Los dos ejemplos más conocidos de
escuelas griegas son La Academia y el Liceo. La primera era el lugar donde
Platón impartía sus enseñanzas, mientras que la segunda era la arboleda cercana
a Atenas que Aristóteles empleaba a modo de escuela al aire libre.
Con
la aparición de Roma, los principios educativos griegos se extendieron por el
Imperio, donde perduraron hasta la llegada de la Edad Media. En los primeros
siglos de la misma, esta tradición educativa tomó la forma de escuelas
dependientes de la iglesia romana.
Cuando
el Renacimiento impulsa de nuevo el humanismo y la inquietud intelectual, la
necesidad de mejorar la educación se hace palpable. Pero esto no supone grandes
cambios en lo que a estructuras físicas se refiere: se conservan las escuelas y
las universidades. Por ejemplo, las escuelas jesuitas alcanzaron gran prestigio
durante la Contrarreforma.
Y
así llegamos a los albores del siglo XXI, y la formación se continúa
impartiendo en "escuelas" (en el sentido más general del término), a
donde se desplazan los alumnos para recibir en vivo las enseñanzas de un
"maestro" (también entendido de forma general). No cabe duda de que
el mundo de la educación ha cambiado mucho a lo largo de la historia, pero en
lo básico permanece prácticamente inamovible: casi todos los procesos
formativos siguen basándose en el triángulo cuyos vértices son:
a) La
escuela, como lugar físico de reunión de docentes y estudiantes.
b)El
maestro, como la persona que transmite el conocimiento.
c) Y,
sobre todo, la sincronía espacio-temporal de docentes y estudiantes.
A lo largo del presente siglo, en
numerosas ocasiones se ha creído encontrar una tecnología capaz de producir la
tan anhelada revolución de la enseñanza: teléfono, radio, televisión, vídeo,
fax, ordenadores,... Éstos son sólo algunos ejemplos de tecnologías que se
muestran como valiosas ayudas en la tarea de la transmisión de conocimientos,
pero que no han conseguido romper con la milenaria estructura de nuestro
sistema de enseñanza.
De todos ellos, los ordenadores son
quizá la tecnología que hoy día mejor alimenta las esperanzas de mejora
substancial en los procesos formativos, aunque hasta la fecha aún no se hayan
producido dichas mejoras.
Esta
situación cambia radicalmente desde comienzos de los 80, con la aparición de
los ordenadores personales. A partir de ese momento, la tecnología informática
invade todas las facetas de la sociedad, incluido el mundo educativo. El
espectacular abaratamiento de los equipos y el impresionante desarrollo
tecnológico de los últimos años ha servido de motor para la transformación del
computador.
También
es posible contar la historia de la tecnología educativa centrándose en la
educación a distancia. Así, Garrison (citado en [García 94]) plantea la
evolución de la educación a distancia a lo largo de tres grandes etapas de
innovación tecnológica:
a) Correspondencia: Se emplean casi exclusivamente textos muy
rudimentarios y poco adecuados para el estudio independiente de los alumnos.
Algún tiempo después los textos evolucionaron hacia nuevas estructuras, a la
vez que se acompañaban con guías de ayuda al estudio, cuadernos de trabajo o
evaluación, etc. Mucha de la educación a distancia impartida hoy en día no ha
pasado de esta primera etapa.
b) Telecomunicación: La radio y la televisión son las tecnologías más
representativas de esta etapa de "enseñanza multimedia" a distancia,
que comienza a finales de los 60. En este momento, se empieza a complementar el
texto escrito con otros recursos audiovisuales como audiocassetes,
diapositivas, videocassetes, etc., a la par que el teléfono se convierte en un
medio de comunicación habitual entre el tutor y los alumnos.
c) Telemática: Esta etapa se caracteriza por la integración de
las telecomunicaciones con otros medios educativos a través de la informática,
apoyándose en el uso del ordenador personal. En esta etapa se incluirían
Internet y la Web.
Y en el futuro veremos la aparición de
aplicaciones educativas basadas en ordenadores portátiles, redes sin hilos,
libros electrónicos En un mundo abrumadoramente maquinal, centrémonos en la
World Wide Web, pues en las ventajas que el uso de Internet en general, y de la
Web en particular, tiene en el ámbito de la educación y la formación.
- Permite tanto el aprendizaje síncrono como asíncrono.
- Permite tanto aprendizaje interactivo como no interactivo.
- Integra varios medios en un único canal.
- La infraestructura técnica está ampliamente extendida.
- En el mismo entorno se puede tanto aprender como utilizar lo aprendido.
- Se pueden utilizar materiales educativos situados en otros lugares de la red.
- Los estudiantes pueden publicar su trabajo.
- Es atrayente.
- Es atractiva a los estudiantes.
- Es multi-plataforma .
- Permite incrementar el trabajo colaborativo y la comunicación entre instituciones.
- Se puede acceder a un mayor número de estudiantes.
- Permite explorar nuevas estrategias pedagógicas.
- Es posible simular el entorno en el que, posteriormente al curso, el alumno deberá emplear lo aprendido.
Estas
ventajas se hacen más numerosas en el campo de la educación a distancia:
- Formato de distribución integrado en una única interfaz.
- Facilidad para la integración de nuevos materiales.
- El contenido se puede adaptar más fácilmente.
- Se posibilita una rápida re alimentación de los tutores.
- Se pueden crear comunidades virtuales.
De
hecho, la educación a distancia parece el escenario natural de la Web en el
aprendizaje tradicional:
a) Como
herramienta de presentación.
b) Como
herramienta para que trabajen los alumnos.
c) Para
reforzar el sentimiento de comunidad.
d) Para
mejorar el aprovechamiento de las clases presenciales, al poder impartir ciertos
contenidos por la red.
Pero
la Web no es tan sólo una ventajosa herramienta, cuando hablamos de educación.
Para algunos su empleo es una absoluta necesidad, y no algo que pueda dejarse a
criterio de cada cual.
El
principal impedimento para el uso generalizado de la Web en la educación es el
hecho de que aún no se sabe cómo emplear esta tecnología en el entorno
educativo de forma eficiente y efectiva, a todos los niveles. El camino hasta
que estructuras como las universidades virtuales sean una realidad cotidiana
será largo y difícil (aunque el número de estas instituciones esté aumentando
incesantemente).
Sin
ánimo de ser exhaustivos, se citarán aquí aquellos problemas que han de
considerarse con cierto cuidado, pues a la postre son los obstáculos a superar.
Aunque todo puede resumirse en dos palabras: esfuerzo (el que se habrá de
realizar a todos los niveles) e inexperiencia (que actualmente es casi
absoluta).
Por
último, debemos hablar también de la productividad. Hay quien afirma que la Web
va a suponer un aumento de productividad muy importante en los alumnos y, sobre
todo, en los profesores. Aunque los casos que habitualmente se citan para
demostrarlo son bastante convincentes, hay motivos para dudar. Por poner un
ejemplo mínimo pero bastante representativo: ¿realmente se puede hablar de
aumento de la productividad cuando suele ser tan habitual el tener que pasar
largas horas deambulando por Internet embarcados en búsquedas de materiales que
a menudo resultan infructuosas?
En
definitiva, mucho se puede decir de las oportunidades que la Web ofrece a la
docencia, pero lo que realmente hace falta es evidencia experimental que
permita comprobar en la práctica las bondades y los defectos de este medio.
Ésta será la mejor forma de arrojar luz sobre las actuales discusiones entre
los partidarios de la enseñanza virtual y los que siguen opinando que lo mejor
es la enseñanza tradicional.
Pero,
más allá de la docencia, los problemas también se encuentran en los aspectos
económicos, los que, en la práctica, muchas veces deciden si una nueva
tecnología se difundirá o no.
Comenzar
a impartir asignaturas en la Web es caro, sobre todo si se quiere hacer bien.
Equipos, profesionales diversos, tiempo... todo eso supone sumas considerables
de dinero. Sabemos que hemos de emplear las TI (Tecnologías de la Información).
Sabemos que no podemos dejar que los costes sigan subiendo al incrementarse el
número de estudiantes. Sabemos que las TI son muy costosas.




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